viernes, 4 de marzo de 2022

Yoko O-Sí

Alguien.

Ella es Yoko O-Sí, cuando era una cachorrita, alguien la vio en la calle, infestada de garrapatas, tenía poco pelito de tanto rascarse; el ardor era tan insoportable🥵🥵, que siempre estaba rascándose. Sus orejitas tenían tantos bichos, que no sabemos cómo escuchaba, estaba muy desnutrida🦴, sus encías eran blancas y tenía la mirada más triste que puedan imaginar🥺. 

No era linda, olía feo a decir verdad, quizás la abandonaron porque estaba enferma🤧, la gente pensaba que los contagiaría de algo, así que le pegaban para alejarla🤬, estaba tan asustada que siempre tenía su cabeza abajo y la colita entre las patitas, se estremecía un poco cuando intentábamos acariciarla😰.

Una hermosa persona🙋🏻‍♀️, nos llamó una noche🌠, la había encontrado en la calle y no sabía qué hacer, no tenía espacio, pero no quería dejarla así. Como era tarde, le pedimos que la albergara una noche, y pasaríamos por ella al día siguiente🌞. 

El veterinario🧑🏻‍⚕️ nos apoyó con estancia, para la consulta, baños medicados y sus vacunas💉 cooperamos entre todos; alguien más le llevó alimento suavecito y le cocinaron🍲 arroz con🍗 pollito. Cuando la dieron de alta, le dieron hogar temporal en lo que preparábamos un lugar en Arkadia.

Fue una de nuestras primeras perritas en Fundación Arkadia, en el 2013🌈, pasaron algunos años🎃🎄🎁, hasta que alguien, muy especial, vio una fotografía de Yoko O-Sí y se enamoró de ella😍; el "clic" que hizo, fue tan fuerte, que aunque no vivía en Tamaulipas✈, decidió adoptarla💚. 

Yoko O-Sí, ahora vive en un lugar precioso🏖, tiene su cama propia, estilista al pendiente de su pelito💇🏻‍♀️ y sus baños💅🏼; no lo hemos confirmado, pero creemos que tiene una asistente personal💆🏻‍♀️ que verifica sus atuendos diarios, obviamente su veterinario, está siempre al pendiente de cualquier detallito de su salud🩺; va a una guardería🎠 con amiguitos para que no se aburra en casa todo el tiempo y lo más importante, está segura y es amada🥰🥰🥰.

Todo esto es posible, porque ALGUIEN🥰 como tú: compartió una fotografía, llevó al veterinario a un animalito que lo necesitaba, cooperó económicamente💰, donó croquetas o medicamentos💊, les habla a los demás sobre el cuidado y respeto hacia los animales🐕🐩🐒🐎🐁, esteriliza y promueve la esterilización, le invita un refresco🥤 a un rescatista y lo abraza 🤗cuando está a punto de rendirse, da hogar temporal, o adopta☺🐕.

Todos podemos ser ese eslabón que le cambiará la vida a un ser que lo necesita, ¿tú ya eres ese ALGUIEN?

¡Gracias a todos esos ALGUIEN que hacen la diferencia!
¡Los amamos!🥰🐶🐱🐭

domingo, 24 de junio de 2018

Cristina. Rescate 24-06-18


Tuve una familia alguna vez, me amaron y me sentía feliz. Esa tranquilidad que posees cuando comer, beber y dormir es algo usual y las caricias llegan siempre a tiempo. No podía pedir más.

Un día todo cambió, personas entraban y salían, al caer la noche nadie conocido albergaba la casa, y no supimos qué hacer; se respiraba miedo, de pronto entre gritos y sonidos extraños, nuestra pancita estaba vacía, el agua caliente y turbia nos decía que algo horrible sucedía, pero nada podíamos hacer… y así pasaron las horas y horas sobre nuestros cuerpos… algunos humanos pasaban a nuestro lado y nos miraban con un vacío en sus ojos, como intentando entender, sentir, pero sólo había sobras de algún sentimiento en ellos, situaciones extrañas pasaban al tiempo que nuestros cuerpos se abandonaban poco a poco, como los de algunos que nos miraban entre sombras, también esperando ayuda.

Algunas personas se acercaban, tímidas, y nos arrojaban discretas, algo para sobrevivir, pero nadie nos acariciaba, no había manera de sentirnos tan amados como antes. La piel, la sangre, el alma, dolía, y a nuestro modo lo expresamos, pero no todos lo entendieron.

Algunas personas pidieron ayuda con nuestra voz, pero nada podía hacerse, hay lugares en los que hacer algo bueno es más peligroso que hacer lo incorrecto, así que, aunque aquellas miradas nos decían que esperáramos, que volverían, que nos salvarían, nosotros nos estábamos rindiendo.


Después de muchas lunas, la puerta fue abierta y corrimos, creo que no hay maldad que corrompa por completo a las personas, y alguien sintió en su corazón, la necesidad de dejarnos libres, a nuestra suerte, pero libres.

Cada quien escapó hacia algún lugar diferente, buscando sentirnos paz, nos separamos; no sé bien qué fue de mi compañera, pero yo terminé en una plaza, donde algunos tomaron fotografías e intentaron agarrarme, pero, es tan fuerte el temor de que te vuelvan a dañar, que es más fácil desear escapar.



Hoy, domingo, unas personas se me acercaron, me hablaron, pero tenía tanto miedo de volver a estar atrapada, así que corrí, con la poca energía que tenía, escapé, brinqué, subí escaleras y después me arrojé de una barda.


Al punto de rendirse, decidieron intentar de nuevo, por fin, un chico me sostuvo en sus brazos, me abrazó de tal manera que suspiré y volví a sentirme a salvo, me tranquilicé, tenía que pasar algo mejor de lo que había vivido durante tanto tiempo.



Después de eso, subí a un vehículo grande que no se movía, aún tenía mucho miedo, y las personas a mi lado jadeaban en una mezcla de cansancio y triunfo, pero no avanzábamos; dijeron algo que no entendí y algunos volvieron a bajar, de pronto nos movimos muy lentamente...

Esas personas no se rendían, querían que estuviéramos a salvo y con su último aliento, como el nuestro, siguieron ayudando, ahora a unas personas que nos darían hogar.

Hoy estoy en una jaula grande, me siento extraña, hay unos animales que son diferentes a mí, pero me siento relajada, tengo agua, comida y me han dado mucho amor.


Me bañaron, curaron mis heridas y cortaron los nudos que no permitían que mi piel sanara, me dedicaron mucho tiempo y con paciencia limpiaron cada una de mis cicatrices.




No conozco los nombres de los que me buscaron o quienes ayudaron para que esta noche pueda dormir tranquila, pero, en mi corazón, con mi olfato, puedo reconocer a esos seres que pasaron y hablaron conmigo mientras estaba presa, puedo saber quiénes buscan ayudarme a recuperarme y sanar mis heridas. Y aunque tengo mucho miedo, hoy, esta noche, duermo en paz, rodeada de otros como yo, que fueron salvados de una muerte segura, y soy afortunada.


Gracias. Gracias a los seres que hoy dedicaron su día a buscarme y ayudarme a ser feliz y sentirme a salvo.

Gracias a GRUPO JAGUAR VOLUNTARIOS: Christian Ernesto, Rafael Alejandro, Sergio Eduardo, Jessica Paola, Mia Fressy y Alejandro.



Gracias a todos ellos, a los que reportaron la situación, a quienes fueron pero estaban impedidos a hacer algo más, a los que desde su trinchera intentaron ayudar. Gracias a todos. Hoy, Cristina, está a salvo, durmiendo en paz y con la esperanza de mañana sentirse tan amada y protegida como hoy.

https://www.facebook.com/MIAFRESSY/videos/10215974177898473/

https://www.facebook.com/MIAFRESSY/videos/10215974194058877/

https://www.facebook.com/MIAFRESSY/videos/10215974206859197/




martes, 25 de julio de 2017

Kandy

Kandy.

Solamente había amado a un hombre,  aquel que me cuidó y amó desde que recuerdo; era dulce y tierno, me acariciaba siempre y sus palabras suaves me tranquilizaban en cualquier momento. Prometí, en silencio, serle fiel, incondicional, y así fue.

Nunca me faltó nada, era tan feliz como todos sueñan serlo, no ocupaba mucho; nunca exigí nada, solo aceptaba el tiempo que me daba y el amor con que me cubría cada que podía. Pero, como toda historia en esta vida, algo sucedió; una noche, esas caricias no acudieron a la cita; las lunas transcurrieron y no lo sentía. No comprendía, él jamás me abandonaría, yo le amaba sobre todo, incluso sobre mi vida, así que decidí esperar su regreso en el mismo lugar.

Aquella tarde, un sonido blasfemo me despertó: sentí miedo, pavor, mis compañeros estaban junto a mí y empezaron a aullar aterrorizados, yo corría, no entendía y aún no lo entiendo. Parecía que se derrumbaba el cielo sobre nosotros, hubo gritos y de pronto ese olor a muerte, pedí ayuda, pero nadie acudió, nos escondimos, porque no podíamos hacer más. Después de eso solo hubo silencio y humo, y ese olor, tan inolvidable, como el perfume de aquel, que era mi protector, que me hacía sentir segura, pero en esta ocasión, era un olor a decadencia, a muerte.

Las lunas seguían cruzando el cielo y ocultándose sobre el techo de la casa, ahora abandonada, tan silente como mi corazón. Yo seguía esperándolo; mis compañeros fueron rescatados por otros humanos, yo me escondí, tenía que quedarme donde él sabía que estaría, ¿y si regresaba por mí? ¿qué haría si no me encontraba donde me dejó?. Me refugié y no pudieron encontrarme, estaba decidida a esperarlo.

Un día, sucedió, escuché la puerta abrirse, de un modo un poco rudo, pero pensé que era él, tan olvidadizo como siempre, habría perdido la llave. Emocionada brinqué, ladré, débil por la falta de alimento, pero reuní todas mis fuerzas para recibirlo como se merecía, sin embargo, no era él. En su lugar, otros hombres entraron, cuando ladré para asustarlos, me patearon en un costado y caí, estaba tan débil, tambaleándose caminaron hacia mí, balbucearon algo que no comprendí; no eran aquellas palabras cálidas que él me decía, eran crueles, dolían. Sus ojos enrojecidos me asustaron y corrí hacia una esquina del patio, cuando me arrojaron las cuerdas no supe qué hacer, debí haberlas mordido o eludido, pero no lo logré, enredaron mis patas y ataron mi cuello, no podía respirar, y entonces, quebraron mi alma, mi inocente mirada, mientras uno me sujetaba, el otro hizo cosas con mi cuerpo que no entendía, que ninguna lógica podría justificar. Ultrajaron el alma de un ser que solo sabe amar y ser fiel, y así sucedió durante mil noches, porque pareció una eternidad en el infierno, el tiempo en que esos hombres, entraron y rompieron mi piel y mi fe. Apagaban sus cigarros y sus culpas en mi cuerpo decadente; no sabían, que dentro de mí, había vida, aun cuando ellos estaban asesinando casi hasta mi último aliento.

Una noche, con el corazón y el cuerpo desgarrado, decidí irme, esperando que si él regresaba, me encontraría donde estuviera, y tratando de proteger a los que ya vivían dentro de mí; llegó una mujer, la ví tan luminosa, que me cegó y asustada la ataqué, tenía tanto miedo; pero ella no me abandonó, me dijo muchas palabras que no comprendí, pero su voz reflejaba tanta paz, que confíe en ella, creí en ella; pero se fue. Y mi corazón volvió a caer a la tierra podrida.

El mágico día, que no olvidaré, estaba nublado, parecía que una tormenta se aproximaba, temía por mis recién nacidos hijos, los escondí bajo unas tablas roídas por el sol, entonces escuché un ruido raro y ella se bajó, empezó a hablarme y se acercó, entendí que quería ayudarme, me convenció después de unos segundos y la dejé cargar a mis bebés. Pero esos sonidos blasfemos volvieron a acobardarme, explosiones nos rodeaban y una mujer gritaba que debían irse, pero ella no se acobardó, y subió a todos mis hijos, yo corrí y como pude la seguí, ella pasó todo el camino explicándome que me quería ayudar, que no me dañaría y que mis bebés estarían a salvo. Era todo lo que quería saber.

Ahora, estoy bien, tengo una cama caliente, mis bebés están a salvo, ya no tienen quemaduras en su cuerpecito, tampoco yo; ya nadie puede tocarme sin que yo lo decida; y ella, esa mujer que me rescató, me da tanto amor como el hombre que me crió, y que por alguna razón ya no está conmigo para protegerme. Pero ella, a quien no nombraré porque la amo y no quiero que sufra, ella arriesgó su vida por mis hijos y por mí, en un tiempo en que  una vida vale menos que una piedra, ella, es tan dulce que me explicó aunque no entendiera mucho de lo que decía, y aunque temo del hombre, creo que aún hay esperanza… y sueño con que mis hijitos, encuentren un hogar en el que jamás sientan el horror que yo viví, y solo conozcan el amor de tener a alguien que los cuide y los proteja con su vida.


Gracias, por arriesgar tu vida para salvar la nuestra. ¡Eres un ángel!. (Y los ángeles no ocupan ropa cara, ni maquillaje, son ángeles, al natural… )Kandy.Kandy

martes, 26 de abril de 2016

Penélope.

Rescate: 19 de Mayo de 2015 Adopción: 24 de Mayo de 2015 Fallecimiento: 13 de Abril de 2016 Los pitbull son unos perros con fama de agresivos o peligrosos, desgraciadamente hemos olvidado que su principal labor en el pasado, era de "nanas", ese era su trabajo, cuidar a los pequeños del hogar, por su caracter fiel y entregado, sin embargo, actualmente se le ha otorgado una fama negativa, se les utiliza para peleas clandestinas de perros o para tenerlos amarrados "cuidando" la casa. En mayo del año pasado, al llegar al albergue encontramos a Penélope dentro, alguien la arrojó sobre la cerca; pesaba 17 kilogramos, tenía heridas de peleas, golpes y estaba realmente asustada y desconfiada. Nunca podremos saber cuál fue su historia real, sólo podemos imaginarlo por su conducta; nos veía de reojo y tenía la colita entre las patas todo el tiempo. Tenía mucho miedo, lo cual es triste, porque no podíamos ni acariciarla.

Los voluntarios y veterinarios nos apoyaron con ella, pronto, una familia se enamoró de su bella mirada, y le dio la oportunidad de volver a confiar. Es muy difícil encontrar adoptantes para un perro adulto, aún más para un pitbull, y a eso le añadimos, a un pitbull adulto y muy lastimado por el hombre, sin embargo, esa familia llegó y con todo el cariño se la llevó a su hogar, poco a poco se ganaron su confianza y le hicieron entender que no todos somos irresponsables o crueles; le dedicaron tiempo, pero sobretodo, le dieron amor.


La atendieron por mucho tiempo, pues estaba muy olvidada, su cuerpo tenía tantas heridas externas como internas; pero lograron que fuera parte de su familia y que conociera la felicidad y la paz.

Penélope vivió un año con ésta hermosa familia, podía jugar con la pequeñita de la casa, subirse al sofá y viajar en coche; conoció las caricias y la tranquilidad de una siesta en la alfombra. 

Hace poco nos avisaron que Penélope había fallecido, sus antiguos dueños nunca la atendieron, por lo que aún con toda la atención de su nueva familia, no había logrado sanar por completo. Sin embargo, estamos felices, porque sabemos que Penélope conoció la paz y el amor que todos merecen, y se fue de éste plano, siendo amada por una familia que decidió abrir su hogar y su corazón para demostrarle que aún hay buenas personas en la Tierra.



Gracias a todos los que fueron parte de la nueva vida de Penélope.

viernes, 10 de octubre de 2014

Xena.

Xena.


Ella soñaba con ser acariciada y mimada, soñaba eso mientras un alambre rodeaba su cuello. 

Al despertar, se encontraba acostada sobre la tierra fría, mojada y con la nariz reseca; el alambre en su delgado cuello le impedía tomar aire profundamente. 

Aún así, ella se levantaba moviendo su colita, con fé de que ese día sí la acariciarían. Pero no sucedía, cada dos o tres días le arrojaban restos de comida, podrida, huesos, basura, que ella comía con desesperación, porque probablemente sería su único alimento en mucho tiempo. Veía a las personas que la alimentaban y movía emocionada su colita, pero ellos rara vez la veían realmente. Sólo era un mueble más abandonado en el intento de patio.

Cuando se aburría de estar amarrada todo el tiempo, en un espacio de un metro por un metro, intentaba soltarse, normalmente no lo lograba, pero a veces, en ocasiones mágicas, podía liberarse y correr; corría hacia afuera de la casa, corría como podía, porque su cuerpo no tenía energía y sus músculos carecían de fuerza para moverse adecuadamente; pero aún así ella corría feliz. Cruzaba la calle mientras los coches transitaban, los esquivaba con su pequeño cuerpo, cuando veía a alguien se agachaba esperando el golpe que siempre recibía en su hogar, se orinaba de miedo al ver a alguna persona, porque recordaba cómo la 'saludaban' sus dueños. 

Algunas personas la llamaban, ella sabía que le estaban hablando, se acercaba temerosa, agachada y con la colita entre sus patas, las orejas abajo y la mirada distante, cuando se daba cuenta de que no la golpearían, se emocionaba, pero no sabía cómo demostrar su felicidad, brincaba y al mismo tiempo se agachaba esperando un castigo, sus huesos se veían entre su piel, su nariz estaba desierta de amor, sus patas temblaban al ponerse de pié. Pero, cuando ella sentía una caricia sobre su rostro, era feliz, no importaba cuántas noches había soportado bajo la lluvia o el frío, ni los días eternos bajo el sol, todo lo que importaba era que alguien la estaba acariciando.

Un día, sus dueños soltaron sus cadenas, ella esperanzada creyó que por fin sería amada, movió su colita, brincó un poco con cuidado de no molestar a nadie, agachada buscó amor, pero nadie la notó. Sus 'amos' se fueron, subieron al coche y se alejaron rápidamente, ella creyó que volverían, se puso a correr feliz entre los coches, a buscar entre la basura lo que para ella era un banquete, así pasaron un par de días, unas personas le daban de comer, pero era algo que 
ella no reconocía como comida, no tenía el olor fétido al que estaba acostumbrada, tenía un sabor a limpio, a sano, que ella no conocía.

Un día, la cargaron y la llevaron a un lugar diferente, había más perros, más gente que la acariciaba y abrazaba, pero ella no sabía qué sucedía, se asustó tanto de recibir amor, se confundió al recibir por fin lo que tantas veces soñó, que empezó a temblar, y cuando 
otro perrito se acercó a olerla, creyó que estaba en peligro e intentó morderlo.

Estaba muy nerviosa al sentirse amada, no sabía cómo reaccionar cuando la acariciaban, aquello que tantas veces había soñado, ahora era una situación extrema a la que no sabía cómo responder. Se agachaba y se orinaba cuando alguien intentaba acariciarla, gruñía 
cuando otro perrito quería jugar con ella. Xena, como la llamaban esos humanos, desconocía el sentimiento de seguridad. No tenía idea cómo recibir amor.

Intentaron que fuera amiga de otras tres perritas rescatadas de situaciones similares, pero ella estaba aterrada. Así que construyeron un hogar para ella sola, todos los días le daban comida fresca y la acariciaban tanto como ella soñaba cada noche. Era feliz.

Pero, no todas las historias tienen finales felices; Xena, nunca fue amada, nunca comió adecuadamente, jamás recibió amor o compasión, fue golpeada, torturada, abandonada; su cuerpo estaba tan dañado, tan olvidado, que aún cuando fue amada hasta la médula, su espíritu ya estaba roto.

Después de mucho tratamiento, medicamento, amor y lágrimas, Xena dejó de respirar, su corazón se detuvo, científicamente no tenía lo que se requiere para sobrevivir; honestamente sabemos que, lo que la llevó al otro lado de ésta vida, es que recibió lo que siempre había soñado, pero lo recibió en sobredosis, recibió tanto amor que su alma no pudo albergarlo y conservarlo. 

Xena no murió de una enfermedad, Xena, se transportó a otro lugar por tanto amor; tantas caricias recibidas la llevaron al cielo, al nirvana, la transformaron en alegría, en lluvia fresca y en rayos de sol. Su sueño por fin se hizo realidad, y entonces, ella pudo trascender a otro lugar donde todo es posible, y eterno.

Xena recibió tanto amor como lágrimas al irse. Cuando sus ojos se cerraron definitivamente, muchas personas lloraron, la extrañaron, la invocaron y la recordaron de una forma mágica. Xena no murió, se transformó en algo divino, ajeno a la crueldad, lejos del ser humano indiferente; ella se convirtió en amor, en fé, en esperanza.

Siempre habrá quién piense en Xena, siempre habrá un corazón roto por su lejanía; pero lo más importante es que Xena cumplió su sueño de ser acariciada y amada.

sábado, 23 de agosto de 2014

Romeo. Reporte, rescate y adopción: 23 de Agosto de 2014.

Romeo.
Reporte, rescate y adopción: 23 de Agosto de 2014.


Hoy por la mañana Romeo no tenía nombre, y sus posibilidades de sobrevivir eran mínimas. Estaba ansioso, corriendo entre los coches, sin entender qué era lo que sucedía, por qué los autos no se detenían y sobretodo no comprendió qué fue lo que lo golpeó tan fuerte ni por qué le dolía tanto su patita.





De pronto, una luz apareció en su camino; una chica se detuvo, para ella Romeo no era invisible, ella sí notó su miedo, se detuvo al verlo en peligro. No sabía qué hacer, en su casa tenía perritos rescatados y no podía llevarlo ahí, en los grupos de rescate no había lugar para albergarlo, pero algo dentro de ella le dijo que no podía ni debía dejarlo ahí.

Se comunicó y pidió ayuda, iba caminando así que no podía llevarlo cargado hasta el veterinario, tampoco traía correa, ni croquetas para que se acercara; se sentó en la banqueta y con mucha paciencia empezó a llamarlo hasta que después de un tiempo el perrito dejó de temer y se acercó lentamente. Cuando ella lo acarició, él decidió que podía confiar.

Llamó a su novio y entre los dos lo llevaron a la Clínica Veterinaria Victoria.

La foto de Romeo empezó a circular por las redes sociales y en menos de media hora ya había una familia dispuesta a adoptarlo.

El médico Pedro determinó que tenía una herida en su patita, probablemente a causa del coche que lo atropelló, también estaba infestado de garrapatas y muy asustado. 

La rescatista lo dejó y pagó su atención médica; en ese mismo momento se acordó una cita con los posibles adoptantes.

Al conversar con los adoptantes, confesaron que la noche anterior habían estado hablando sobre adoptar un perrito para compañero de Julieta, su hija no humana, y que estaban esperando al indicado. Inmediatamente al ver cómo se acercaron y acariciaron al perrito rescatado, se notó el amor que le darían. Así que se llenaron los formatos de adopción responsable.









La linda pareja dijo que lo llamarían Romeo, pues sería el compañero de Julieta. Lo cargaron y simplemente fue maravillosa la imagen, porque podía notarse el amor que ya sentían por él y él por ellos.










Éste ha sido un caso divino, definitivamente cuando algo debe hacerse todo el universo conspira para que el resultado sea positivo; lo único que tenemos qué hacer nosotros es ACTUAR, ponernos en su lugar y hacer lo correcto para ellos. 

Los animales sufren igual que nosotros, les duelen las heridas, les asusta el ruido, se sienten perdidos y solos... y así mismo toleran, perdonan y aman como nosotros; por eso es importante siempre ser empáticos y ayudarlos. Cuando hacemos algo por otros, las manos se unen para ayudarnos y ayudarlos.