Colli.
Siempre me ha impresionado la indiferencia de algunas personas, cuando vi a Colli la primera vez no pudimos detenernos pero no dormí por la noche pensando el frío que estaría pasando en la calle, cada que me descobijaba y sentía el aire de la ventana la culpa me invadía, mi mamá lo vio al día siguiente y llegando a mi casa me dijo: vístete, tenemos que ir por ese perrito, ahora mismo.
http://www.youtube.com/watch?v=llDXe6bFimI&feature=youtu.be
http://www.youtube.com/watch?v=llDXe6bFimI&feature=youtu.be
A unas horas de entrar a mi trabajo me vestí y subí al carro una camisa vieja para poder agarrarlo sin que nos mordiera; buscamos por un par de cuadras y no lo vimos, pregunté a la gente y con muecas de asco y repulsión me dijeron que media hora antes había pasado por ahí, por un puesto de comida, que lo espantaron porque se quería meter, no sin antes añadir que se le 'podían contar todos los huesos', me pregunté qué estaría pasando con esas personas, que aún notando que el perro tenía hambre simplemente prefirieron ignorarlo y ahuyentarlo.
Otras personas dijeron que le habían arrojado piedras porque estaba enfermo, afortunadamente la enfermedad del perrito era curable, algunas otras no lo son.
Seguimos decididas a encontrarlo, y así fue, casi a media calle estaba el perrito, del tamaño de un french poddle lleno de sarna, no tenía un pelo en el cuerpo, la piel con heridas por la irritación, y quizás por golpes. No veía su colita porque estaba completamente entre sus patas, que eran un par de huesos solamente, la cabeza abajo y la mirada ausente. Me acerqué temiendo que corriera entre los carros pero sólo me vió y bajó aún más la cabeza. Lo cubrí con la camisa y lo cargué, no se resistió.
Llorando mamá y yo lo llevamos al veterinario, el pronóstico fue alentador, aunque estaba desnutrido, lleno de sarna y con golpes, él se aferró a la vida, a la esperanza, parecía que nos estaba esperando para que lo ayudáramos.
La Doctora Perla lo recibió en la clínica (como dato curioso, ese es el nombre de su nueva mamá), como siempre los médicos nos apoyaron con el caso, nos esperaron con el pago del tratamiento y pudieron alojarlo ahí un par de días. Después lo tuvimos en hogar temporal con medicamento, baños cada semana y vitaminas.
Lo llenamos de comida y de amor, intentamos darle todo el amor que en sus años viviendo en la calle no tuvo, volvió a confiar en las personas de inmediato, perdonó tanta indiferencia como solo los perros saben hacerlo. Cada día nos recibía con brincos y besos. Obediente y educado, no rompía nada a pesar de que estaba acostumbrado a no tener hogar, eso sí, comía muy rápido, creía tal vez que alguien le robaría su alimento, poco a poco fue normalizando su forma de comer y se acostumbró a ser tratado con respeto y amor.
Después de tres meses de tratamiento y de hogar temporal, estuvo listo para irse en adopción, tuvo muchos posibles adoptantes, sin embargo sus papás perfectos aparecieron y él prácticamente los eligió, cuando llegaron a la entrevista para adopción, fue al patio por su juguete favorito: una corona de tela, y se puso a jugar con ella frente a Perla y Pablo, les brincaba y les trataba de dar besos, parecía querer ganarse su corazón mediante juegos, y creo que así fue.
Puedo asegurar que ellos se enamoraron a primera vista de Colli, los conquistó con su aura mágica, él también supo que sería la familia perfecta y después de realizar la entrevista y determinar que sí podían adoptarlo, fueron por él.
Ese día Colli nos dejó en el patio y fue a pararse frente a la puerta, de alguna forma sabía que era su día y que se iría a su nuevo hogar. Nos quedamos con un nudo en la garganta, pero felices, porque sabemos que ellos lo amarán muchísimo y lo compensarán por todo lo que pasó.
http://www.youtube.com/watch?v=ON-9llr9DNE&list=UU0pXQPd7_Co-75lNOsOyEnw&index=3&feature=plcp
http://www.youtube.com/watch?v=ON-9llr9DNE&list=UU0pXQPd7_Co-75lNOsOyEnw&index=3&feature=plcp