domingo, 27 de octubre de 2013

Shu. Rescate: 30 de Agosto de 2013. Adopción: 9 de Octubre de 2013.

Shu.
Rescate: 30 de Agosto de 2013.
Adopción: 9 de Octubre de 2013.


Shu es una perrita talla pequeña, es color negro con unas manchitas blancas en su cuerpo, tiene carita de pittbull y cuerpo de chihuahua. 

Un día, al llegar a casa después del trabajo vi a una perrita chiquita en la banqueta, tenía la mirada triste que tienen todos los perros abandonados, me bajé rápido del coche y me acerqué, se agachó en señal de temor, mi compañera de trabajo me preguntó si la iba a dejar ahí, la miré y le dije: no. 




No tenemos refugio, ni apoyo económico de gobierno. En ese momento no teníamos dónde poner otro perrito más, pero al verla supe que no podía seguir en la calle.




Me acerqué a ella y la intenté agarrar, entonces pasó una mujer y la siguió, le pregunté si era suya y dijo que no. Al intentar agarrarla la perrita se metió bajo un coche, cuando extendí la mano para sujetarla gritó y empezó a llorar y cuando la cargué me mordió un poco. Tenía mucho miedo. Entonces vi en su pancita una marca de un zapato o un tenis: le habían dado una patada. La huella del zapato abarcaba toda su pancita, no puedo imaginar el dolor del golpe, porque cuando la cargué lloró adolorida.

La metí a la casa en lo que dejaba mis cosas y pensaba qué hacer. Le puse agua y comida, ni siquiera masticó las croquetas, tenía tanta hambre que no dejaba que le sirviera cuando ya había acabado con la comida.

La llevamos al veterinario y notamos que tenía en sus patitas traseras heridas, parecía como que la habían arrastrado y se había raspado sus 'rodillitas'. Tenía un golpe en la pancita que le ocasionaba dolor abdominal y en un ojo se le veía como un derrame o una herida.

Se quedó ahí una noche y al día siguiente la traje a mi casa, estaba temerosa, cuando la agarrábamos quería morder, no sabía recibir caricias. Esa noche durmió con nosotros en la cama. Cada que le servíamos croquetas comía desesperada, probablemente porque en la calle no sabes cuándo vas a tener comida de nuevo, al acariciarla gruñía o mordía, tampoco sabía recibir mimos, acostumbrada a los golpes y al maltrato. Con los otros perros se mostraba violenta, les gruñía por la ventana.



Estuvo muchos días en nuestra casa, y con todas las personas se mostraba desconfiada. Un día un joven se interesó en ella al ver su foto. Tuve miedo de que Shu no lo recibiera bien, o se asustara y le quisiera morder. Pero cuando el joven llegó, ella literalmente saltó a sus brazos, se tiró patas arriba y le dio besos, se dejó mimar y acariciar.

Normalmente cuando alguien quiere adoptar a un perrito no se lo damos de inmediato, pero cuando vimos cómo reaccionaron, tanto Shu como el muchacho, supimos que todo estaba dicho ya. Se hizo la entrevista, claro, y supimos que era un buen adoptante, pero lo mejor fue ver que Shu había elegido a su nueva familia. Le pregunté a Shu: ¿te irás con él? y me miró un instante y después volteó a ver a su nuevo papá, con su mirada nos dijo todo. Ese mismo día se fue con él, un par de días más tarde fuimos por ella para llevarla a vacunar y nos dimos cuenta que estaba feliz.

Ver las fotografías de Shu en su nuevo hogar, con su nuevo hermanito Salchi, nos recuerda por qué hacemos esto, por qué rescatamos perritos abandonados. Verla feliz en una casa donde la aman y la valoran, hace que todo el trabajo valga la pena. 





Sólo se necesita querer ayudar para cambiarle la vida a un ser sin hogar. Y tú, ¿quieres ayudar? 

jueves, 7 de marzo de 2013

Candy. 15 de Octubre de 2012.

Candy.

Reporte: 14 de Octubre de 2012.
Rescate: 15 de Octubre de 2012.
Adopción: 4 de Marzo de 2013.

¡Qué tranquilidad! Acurrucarme al lado de mi mamá me hace sentir segura, qué lindo es el mundo. Hoy comí poquito, porque tengo muchos hermanos y mamá no ha comido bien así que debemos compartir con los demás. 

Estoy muy calientita entre mis hermanos y mi mamá, aunque ella tiembla mucho y cada vez está más flaca, me siento mal por ella.

Estoy muy triste, hace unos días un coche atropelló a uno de mis hermanitos, mamá lo trajo a nuestro lado, pero ya no respiraba. Los demás estamos muy hambrientos, acabamos de abrir los ojos y todo lo que vemos es basura a nuestro al rededor. Mamá dice que escuchó que sus dueños decían que ella tenía derecho a ser mamá, que tenía derecho a tener hijos, que esa era su naturaleza... pero, tenemos mucha hambre y mi mamá no consigue suficiente alimento.

Una muchacha vino hace días y cargó a una hermanita, se la llevó, la acariciaba mucho y le dejó un poco de comida a mi mamá.

¡Es horrible! Un par de niños fueron al lugar donde dormíamos, tomaron a dos de mis hermanitos y los amarraron, luego les empezaron a pegar y arrojar piedras, mamá no quería dejarlos pero la patearon, alcancé a escapar, no se qué le haya pasado a ella ni a mis hermanitos. 

Tengo días caminando, ya no se cuánto tiempo llevo sin comer, tomo agua de charcos sucios, mi piel me da mucha comezón, por más que me rasco no se me quita. No encuentro el camino de regreso a casa y no se si tenga fuerzas para seguir escapando.

He llegado a una casa, me acosté para recuperar energías y una muchacha salió y me dio de comer y agua fresca, es muy buena, pero después me asustó otra persona y corrí un poco. Después de unas horas regresé para ver si me daban un poco más de comida, y así fue, también me acariciaron y me hablaron muy bonito. Extraño a mi mamá.

Hoy la muchacha que me da de comer me tomó una fotografía, no se para qué si me veo realmente mal, ya casi no tengo pelito, mi mamá tenía pelo largo, era color miel, yo tengo la piel irritada, me duele mucho cuando me tocan, aunque lo hagan con cariño.


Me duele mucho todo mi cuerpo, reúno todas mis fuerzas para poder caminar e ir por comida a la casa de la muchacha. Me acosté en una esquina porque tenía frío, llovía un poco y me mojé. Al día siguiente, la muchacha me acarició y me dio de comer, después me cargó, me subió a un coche como el que atropelló a mi hermanito y me dio mucho miedo, me dejó en una jaula, estaba muy asustada, me dieron de comer pero yo temblaba de terror.

Me han bañado y me recogieron otras personas. Me colocaron con cuidado en el suelo de otra casa, me dieron agua y comida, me hablaron bonito y me dejaron mucha comida, pero del miedo no pude ni moverme hasta que se fueron, entonces bebí y comí. Me dolía mucho una pata, mi piel estaba tan lastimada que me dolía que me acariciaran. Es chistoso escucharlas, me hablan como si fuera un bebé humano, son buenas personas, aunque no me gustó mucho que me bañaran.

Vinieron a verme a la misma hora que me trajeron ayer, ya los esperaba porque tenía mucha hambre, ayer me porté un poco mal y me hice pipí y popó en la cocina, ¡pero no se enojaron! Ayer limpiaron el patio y hoy pude salir a correr un ratito. Me gusta perseguir moscos y parece que eso les da risa; pero la comezón en mi piel no me deja jugar. Me gustan estas personas, no me gritan ni me pegan, me dan espacio y me siguen hablando como a un bebé... Me da gusto verlos, porque me traen comida y juegan conmigo. Me trajeron unos juguetes, pero son muy ruidosos, me dan miedo, prefiero seguir persiguiendo bichitos. 

Hoy llegaron más temprano a verme, me trajeron Gerber donado por otra persona muy linda, pero no me gustó mucho el sabor, de todas formas me lo comí para que no se sintieran mal, pero dejé poquito. Me sacudía mucho y se dieron cuenta que traía mi oído malito, así que me llevaron al veterinario, me atendió una doctora muy amable y me hizo cariños, les dijo que era una infección y... ¡me inyectó! pero no me dolió, porque soy valiente y se que es para que mejore. Pero, por fin me descubrieron... les dijeron mi verdadera edad jijiji... aún así, me siguen hablando como si fuera un bebé... Me pasearon mucho por la ciudad, iba un poco ansiosa, porque me asusta oír los coches, pero ahora, ya no pasan a mi lado intentando atropellarme, ahora yo voy segura dentro de uno; me quedé cansada y bien comida.

Me gusta mucho jugar en el patio, sentir la tierrita en mis patitas y el aire fresco en mis orejas. Como me rasco mucho, mi piel se lastima, así que me llevaron al veterinario de nuevo, conocí a otro médico que me atendió muy bien. Me puso otra inyección y me dijo que tenía que regresar. No me gustan las inyecciones. Llegué a casa de nuevo y me puse a jugar un rato y luego le di besitos a las personas que me cuidan.

Hoy fuimos a la veterinaria de nuevo, mientras esperaba mi turno, vi a un perrito y le gruñí, digo, para que supiera que yo seguía. Ésta vez me atendió otro médico, me dio un piquetito y me dijo que estoy mejor. También mencionó que hay otra cachorrita muy enferma, más que yo, así que esta noche le haremos un huequito en la casa para que duerma calientita y tranquila. Siempre hay espacio para uno más. No me gusta pasear en coche.

Escuché que llegaron mis mamás temporales, y las oí haciéndole cariños a alguien, pensé que era a mí, pero recordé que teníamos una huésped. Yo lloraba porque quería ir con ellas, pero no me dejaron. Después me sacaron al patio y conocí a Sally, no nos acercaron mucho para no contagiarnos mutuamente, pero pude saludarla. Iba muy contenta con sus rescatistas. Después me puse a brincar y correr, me dio mucho gusto ver a mis mamás, hasta besitos les dí. Quieren que juegue con una pelota, pero no me gusta el fútbol. 

Hoy vinieron a verme temprano, salí un ratito a jugar en el patio y luego me subieron al coche, me fui en una canastita sentadita, me porté muy bien. Pero llegamos al veterinario y me dejaron ahí, primero me asusté porque pensé que me abandonaban de nuevo, pero luego me asusté más porque me di cuenta que me ¡bañarían! Al final me puse feliz porque me sentía fresca y cuando vi a mis mamás temporales mucho más, porque no me habían olvidado. Mi piel ya no me arde ni me pica tanto, ya me siento mucho mejor, ya puedo correr y acostarme para que me rasquen la barriguita, que ya está más grande porque ya tengo comida todos los días. 

Hoy vinieron a verme y me dieron medicina, no sabe muy rico, pero creo que es para que esté mejor, así que aunque le hice 'fuchi' me la tomé sin resongar. Se ve que me quieren mucho, ya me siento mejor. 

Hoy me llevaron al veterinario, como ya confío más, me dejaron irme solita en el asiento de atrás, ahí me acomodé y me fui tranquila.

Me pusieron una inyección. Acabo de descubrir las cosquillitas, ¡me encantan!

Se que a los perritos que no somos de raza no nos adoptan tan fácilmente, así que estoy aprendiendo cosas, por lo pronto, ya aprendí a saludar. Aquí estoy dándole la patita a una de mis mamis temporales. 

Hoy después de que me trajeron de comer, se pusieron a jugar mucho conmigo mis mamis temporales; ya me di cuenta que la pelota no me va a lastimar y ya juego un poco con ella, es muy divertido patearla, quizás me vuelva futbolista un día.

Hoy mis mamis vinieron muy rápido, no jugamos mucho, pero me dijeron que había concurso de disfraces y tenían que ir; cuando esté mejor y ya tenga todas mis vacunas iré a acompañar a mis rescatistas de ProAnimal, ahorita es mejor que no me acerque a otros perritos, porque los puedo contagiar o ellos a mí, porque aún estoy débil y me hacen falta refuerzos de mis vacunas. Cuando se fueron me puse a hacer travesuras y romper el periódico en pedacitos chiquitos. 

Hoy, mi mami se quiso tomar una foto conmigo, como la quiero mucho la dejé. Me cargó y aproveché para darle muchos besitos, le hice cosquillas. Nunca me habían cargado para darme besitos, es bueno saber que no todas las personas lastiman a los que como yo, no tenemos casa o estamos enfermos. Ya casi no recuerdo todo lo que pasé en la calle, ya eso está en el pasado. 

Pues hoy andaba chifladita y tiré la medicina, pero luego me la tomé, porque se que la necesito para ponerme más bonita. Estoy llena de energía.

Ya descubrí que las cosas que me traen sirven para jugar y son divertidas, no hacen daño ni nada. Ya no tengo miedo a las cosas, me gusta mi nueva vida, sin preocuparme por si encontraré comida o techo. Ahora sé lo que es tranquilidad. 

Hoy trajeron a otro perrito a la casa, es muy grande, pero está muy lastimado, jugaron un poco conmigo, me dieron comida y agua, pero salieron a ayudar al otro perrito, escuché que se llama Fernando. No nos pueden juntar porque a él lo trataron muy mal y tiene tanto miedo que ataca a cualquier perrito. No me puse celosa, porque se que él también necesita ayuda y se que aquí mejorará tanto como yo.

Todos los días vienen y me dan de comer, soy muy feliz. Mi piel ya no me arde, y las caricias ya no me duelen, me gusta que me rasquen la pancita y ya entendí que ese juguete brillante que pilla tan fuerte es divertido, lo avientan y yo corro por él, cuando lo tomo entre mis dientes hace un ruidito chistoso y cuando se los regreso son muy felices. Pero estoy triste, porque todo el día estoy sola, me gustaría tener otros perritos con quienes jugar y que pudieran hacerme cariños todo el día. Ha venido aquella chica que me daba de comer afuera de su casa, me dio tanto gusto verla que brinqué y le di muchos besos.

Hoy vinieron más temprano, me pusieron un collar y una correa, es muy incómodo, me decían que las siguiera pero me daba miedo salir, pensé que me dejarían de nuevo en la calle. Me subieron a un coche y luego me bajaron en otro lugar. Había algo en el suelo, no era piso ni piedras, fue una sensación muy rara, pisé hierba fresca, me dieron cosquillas en las patas y me acosté, era pasto, nunca había disfrutado tanto el pasto. 


Muchas personas me hicieron cariños cuando fui a "Libre 17", pero nadie me llevó. Me divertí mucho, comí pastito y me acosté en él. No sabía que la gente podía ser buena, todo lo que yo conocía era maltrato, crueldad y hambre, pero ahí las personas fueron lindas, me cargaron, me dieron besos y me acariciaron mucho.

Han pasado muchos días, me han bañado y me alimentan muy bien, juegan conmigo un ratito, pero me siento sola. Ojalá un día pueda tener un hogar donde correr y ser feliz sin riesgo a volver a la calle.

Un día, vinieron mis mamás temporales, jugaron conmigo pero no me dieron de comer ni me dejaron agua, estoy asustada. ¿Ya no me querrán? Escuché que me iban a esterilizar, para que no sufriera y no tuviera hijitos que sufrieran. ¿Qué será eso?

Ya vinieron por mí, me habían dejado en la veterinaria, me trataron muy bien, me duele un poco mi pancita, pero tengo mucha hambre. Me dieron comida y ya ando brincando como siempre. Tengo una nueva amiga aunque es algo enojona, aunque es más pequeña que yo, me quiere morder, yo finjo que me asusto, porque quiero jugar con alguien.

Ya ha pasado mucho tiempo desde que me rescataron de la calle, ya adoptaron a mi hermanita Bella, y extraño jugar con ella.

Pero ha venido una muchacha con unas niñas, me hicieron muchos cariños y me acariciaron, trajeron también a otro perrito, nos caímos bien, lo se, nos dimos un par de besitos discretos. Se veían felices, me gustaría irme con ellas. Pero después de un rato se fueron sin mí.

Sé que algo importante pasará hoy, me dijeron que iré a un nuevo hogar, que tendré una familia para mí sola, que me cuidarán y amarán mucho. Me trajeron de comer pero la verdad, estoy tan emocionada que no tengo hambre. Me senté frente a la puerta mientras mis mamás temporales platicaban. Entonces... tocaron la puerta. Moví mi colita feliz, esperanzada.

Cuando entraron, supe que había encontrado un hogar. Olvidé todo lo malo que había pasado, mi piel ya no duele, está cubierta de pelo, mis ojos brillan y yo soy feliz. Trajeron a mi hermanito con ellos, se llama Justin. Mis mamás temporales me abrazaron mucho y me dieron besos, vi que sus ojos se nublaron y sollozaban, pero su sonrisa era enorme.


Ahora estoy feliz, dormí en la cama con mi nueva familia, aunque extraño a mi mamá, espero que esté en un lugar tan lindo como en el que estoy hoy. Mi nueva familia me mima mucho y me cuidan, me dan de comer, beber, pero lo más importante, me aman. No puedo imaginar qué habría pasado si seguía en la calle, pero ahora soy feliz y amada. 

domingo, 24 de febrero de 2013

Foxy. 24 de Noviembre de 2012.

Foxy.
24 de Noviembre de 2012.

Cuando nací, me separaron de mi madre, casi no la recuerdo, me quería mucho y lloré cuando me alejaron de ella. Después me llevaron a una casa, era linda, las personas que ahí estaban me atendían y jugaban conmigo, comía muy rico y por las noches dormía en un cojín muy cómodo. Era feliz, aunque extrañaba a mi mamá.

Todos los días abrían la puerta para que hiciera popó fuera de mi casa, a mi dueña no le gustaba tener que recoger lo que yo hacía, así que me iba a la banqueta del vecino y regresaba a casa.

Un día, caminé un poco más, cuando quise volver, no recordaba el camino, unas personas me arrojaron piedras y unos niños me patearon, así que corrí. Entre más corría, menos recordaba el camino de regreso.

Caminé demasiado, hasta que ya no supe dónde estaba, esa noche dormí entre unos cartones tirados, pasé mucho frío, desee estar acurrucado con mi mamá, calientito, cómodo; pero me congelaba y tenía miedo, escuchaba ruidos raros a mi al rededor. Al día siguiente tenía hambre, no había un plato servido como siempre, no sabía qué comer, seguí caminando.



Ha pasado mucho tiempo desde que salí de casa, unas personas que pasaban me acariciaron, pensé que me ayudarían pero sólo me quitaron mi collar, era muy lindo. No he encontrado comida, mi pancita me duele mucho, estoy sucio, nadie me ha bañado ni cepillado.


Extraño mi casa, extraño tener mi plato de comida a mi lado y mi camita para dormir, tengo mucha sed; en todo este tiempo que ha pasado, he comido muy poco, a veces encuentro comida en bolsas, las rompo y hay algun pedazo de carne que huele feo, o fruta un poco podrida que calma mi hambre, pero la gente siempre me golpea, me arroja piedras o me grita, ¡me asusta mucho que me griten! Cuando tengo sed, busco algún charco para beber, pero casi siempre están sucios, pero al menos puedo tomar un poco. Estoy muy cansado y no tengo energía.


Un día, una persona vino y me vio, puso una cara triste, yo ya no podía levantarme ni caminar mucho, pero intenté pararme para ver si me ayudaba, cuando estaba de pié vi un resplandor por un segundo, y cuando parpadee ya no estaba ahí, fue como un relámpago. Me quedé solo de nuevo, con hambre y sediento, di unos pasos y me acosté en un rincón. Esa noche llovió mucho, pero no podía pararme, sentía la fría agua caer sobre mi cuerpo, pensé que moriría congelado, cerré los ojos y pensé en mi mamá, en lo caliente que estaba cuando ella ponía su cabeza sobre mi cuerpo, desee estar con ella de nuevo. 



Escuché un ruido una mañana, abrí los ojos y sentí de nuevo mucho frío, tenía demasiada hambre, como todos los días, vi unas personas a mi al rededor, una lloraba y me acarició la cabeza, intenté levantarme asustado, pero sólo conseguí mover un poco mis patas, la mujer lloraba y me puso un poco de comida enfrente, como pude me acerqué y comí un poco, no conseguí pararme cuando me colocó otro poco más lejos, volví a echarme en la tierra húmeda. Se fueron y supuse que no volvería a verlos, como siempre. 




Pero no fue así, en ese mismo momento unas manos me sostuvieron, sentí que flotaba, las lágrimas de la mujer caían sobre mi rostro, después me dejaron sobre unos cartones pero en algún lugar cerrado que de pronto se movió. 



Estaba muy asustado, no sabía qué sería de mí. Volvieron a cargarme y me colocaron en una fría plancha de metal, otras personas con bata me revisaron, vi que acercaron algo filoso a mi lomo, lo encajaron en él pero no sentí nada. Luché para mantener mis ojos abiertos.



Al día siguiente volvieron a incrustar algo en mi pata, pero esta vez sacaron algo de mi sangre; me dieron de comer, aunque tenía miedo, comí un poco y tomé mucha agua. Dormí calientito, no tanto como en mi casa, pero mejor que antes. En la noche, me pusieron algo en mi pata, sentí un pinchazo y ahí dejaron una aguja por la que pasaba algo rojo a mí. Aún estaba muy cansado para levantarme, no podía ni mover mi colita cuando me acariciaban. Ojalá pudiera decirles gracias por darme de comer.


Llevo varios días aquí, estoy encerrado en una jaula, pero me dan de comer y todos me miman, por el día vienen diferentes personas, una de ellas me puso un suéter y ya no tengo frío, también me trajo una cobija y me acuesto en ella, es como cuando dormía en mi casa. Pero no me gusta estar encerrado, siento que hice algo malo.




He recuperado un poco de fuerzas, pero aún batallo para pararme solo, hoy vinieron a verme y cuando me hicieron cariños, ¡logré mover mi colita! no sé su idioma, pero quise decirles 'gracias' y que supieran que estaba feliz. Ellos sonrieron y me acariciaron más. Con la comida y lo que me pusieron en mi patita me siento mucho mejor que antes. Me gustan las caricias en mi pancita. Poco a poco he ganado peso y fuerza, hoy me sacaron a un pasillo a tomar sol, qué rico se siente el calor en el cuerpo, pero las personas ya se iban, no quería quedarme solito y traté de ponerme de pié para que me vieran, ¡funcionó! me paré en mis patas traseras y ellos regresaron, sonrieron y me hicieron más cariños.






 Hoy vinieron por mí, me volvieron a meter al mismo lugar que me subieron cuando los vi por primera vez, me asusté, pensé que me regresarían a la calle; se detuvieron y me cargaron hacia una casa, no era la mía. Me pusieron en el suelo, olfateé el lugar, se veía lindo. Me dejaron mi suéter y me acomodé en una cobija, me dieron mucha comida y agua, aunque en la comida me dejaban una cosita blanca que aunque sabía feo, me comía sin querer. Creo que era algo bueno porque me empecé a sentir mejor cada día.



Todos los días vienen a darme de comer y a jugar conmigo, estoy feliz. Ya no tengo miedo a los aparatos que pasaban de prisa por la calle y tenía que evitar, tampoco me apedrean y no tengo que estar rompiendo bolsas para buscar comida. Hace días me cargaron y me llevaron al lugar donde la gente de bata me trataba, me pusieron de nuevo algo afilado en mi patita y me bañaron, no me gusta bañarme, pero ya no tengo lodo ni tierra en mi cuerpo. Yo creo que ya peso más, porque la mujer que me cargó sudaba y casi se cae cuando me traía en brazos. Mi nueva dueña juega mucho conmigo, me hace cariños y me da besitos. 


Creo que estoy algo gordo ahora, ya no se ven mis huesitos, y la gente ya no pone cara triste cuando me ven, se ponen contentos, siempre sonríen cuando les ladro. Me dejan subirme a los muebles y me meten a la casa cuando llueve. Siempre tengo comida en mi plato y mucha agua y por las noches, sin que mis dueños se den cuenta, dejo que mis amigos los gatos coman poquito de mi comida.







Ya no sufro, ya no tengo hambre, sed ni frío. Soy feliz.