lunes, 24 de marzo de 2014

Aztlán. 15-Marzo-14


Aztlán. 
15 de Marzo de 2014.




Lamentamos mucho tener que compartirles historias tristes, pero lo tenemos que hacer. 

Ayer reportaron a un perrito atropellado en la Colonia Azteca. Fuimos pero no lo encontramos, hasta hoy.

Hace 15 días, una persona atropelló a una perrita pequeñita, esa persona que manejaba, decidió no ayudarla, eligió seguir su camino y abandonarla a su suerte, dejándola herida y sufriendo en la calle.

Esa perrita, pequeñita, esa cachorra de uno o dos años se arrastró como pudo, con un dolor que quizás no podremos comprender, sin saber qué había pasado y sin entender nada. Adolorida, con hambre y sed llegó a una calle, donde muchas personas la vieron, donde se volvió invisible para todos, se transformó en una piedra más, en un objeto más en la calle, con el que tropezaron muchos pero a nadie le importó.

Hoy, después de dos semanas de sufrimiento la encontramos, Aztlán era una perrita hermosa, con la columna fracturada gracias a que una persona decidió dejarla en la calle, gracias a que quizás sus dueños la dejaban salir a hacer pipí o porque decían que ella sabía el camino de regreso a su casa, gracias a que alguien decidió no bajar la velocidad o no la vio, o no le importó.



Hoy la encontramos, arrastrándose, la cargamos, la llevamos al veterinario sólo para que nos informara que no había nada más qué hacer por ella que ayudarla a irse en paz, porque su sufrimiento era tal que lo más 'humano' que se podía hacer era dejarla descansar.

Hoy por fin, después de mucho tiempo Aztlán pudo descansar, liberarse de todo el dolor, del sufrimiento que su cuerpo le daba. ¿En qué momento nos convertimos en ciegos ante el dolor de otros? ¿En qué momento decidimos 'no ver' y no ayudar? Quizás nunca lo entenderemos, quizás nos siga rompiendo el corazón conocer más perritas como Aztlán, que de ser hermosos cachorritos bajo el árbol de navidad o con un moño rojo, se convierten en objetos invisibles e inservibles para muchos.

Aztlán ya descansa, ya regresó a Gaia y está en un lugar mejor, más sano, más empático y más bello. 

Por favor, cuando veamos a un ser vivo que sufre, que nos necesita, no lo ignoremos, no cerremos los ojos ni pidamos que alguien más ayude, si nos encontramos ahí, quizás es porque es nuestro destino hacer algo y ayudarlo.

Corre libre Aztlán. 

Por favor, cuando veamos a un ser vivo que sufre, que nos necesita, no lo ignoremos, no cerremos los ojos ni pidamos que alguien más ayude, si nos encontramos ahí, quizás es porque es nuestro destino hacer algo y ayudarlo.

Aron. Reporte: 12 de Enero de 2014. Rescate: 13 de Enero de 2014. Adopción: 7 de Marzo de 2014.

Aron. 
Reporte: 12 de Enero. 
Rescate: 13 de Enero. 
Adopción: 7 de Marzo.
2014


Aron significa "Guerrero" y fue el nombre ideal para este pequeñito.


Aron es un perrito cruza de Chihuahua que una vez tuvo una familia, comía regularmente y vivía con comodidades y quizás hasta con mimos. Sin embargo, esas personas decidieron cambiarse de casa y abandonarlo, lo dejaron a su suerte en la calle. Dicen por ahí que no hay ser más fiel en esta tierra que el perro, y probablemente así sea. Él se quedó afuera, en la banqueta de la que un día fue su casa, ahí esperó paciente a que regresaran, pero eso no sucedió.

Después de algunos meses de vagar por las calles, otro ser humano eligió no bajar la velocidad de su coche y atropellarlo. Usamos palabras como 'decidió' o 'eligió', porque una de las grandes características del ser humano es la habilidad de poder tomar decisiones, siempre podemos elegir una u otra cosa, siempre hay opciones, especialmente antes de dañar a otro ser vivo.

Aron resultó muy lastimado en el accidente, su patita delantera fue quebrada, casi arrancada de tajo, tenía el hueso expuesto y otras heridas menos graves en su cuerpo. Como todo un guerrero sobrevivió y permaneció ante la mirada de muchas personas, cojeaba pero se dejaba acariciar por los niños, sufría pero no atacaba a la gente, se quejaba en silencio en un agujero en la tierra para mantenerse calientito, ahí permaneció por semanas, más de 14 días en las que conseguir alimento era una tarea titánica, 14 noches en las que su hueso era más visible que el alma de los que lo rodeaban.



Un día alguien le tomó una fotografía y esperó que alguien más le ayudara. 

Cuando esas personas llegaron a buscarlo Aron movió su colita emocionado, después se asustó, su dolor físico y emocional era grande, pero aún así cuando lo cargaron para trasladarlo al veterinario solamente presionó la mano del rescatista para avisarle que le habían lastimado, se fue tranquilo en el coche, atemorizado pero paciente. 



El diagnóstico fue determinante, la pata tenía que ser amputada pues la infección ya estaba avanzando y de lo contrario podría infectar el resto del cuerpo y morir, tenía fiebre y desnutrición, además de parásitos. No era mayor de los dos años, dicen que la edad de los perros se multiplica por siete, así que imaginemos por un momento a un niño de 14 años siendo abandonado por sus padres, imaginémoslo en la calle, hambriento, sucio y con hambre, sin lograr entender qué pecado habría cometido para ser exiliado de su propia familia. Quizás así se sentía Aron.





Aron tuvo su operación al día siguiente de su rescate, después estuvo en tratamiento por más de un mes para hacer curaciones a su herida, los médicos de Veterinaria Marros nos apoyaron muchísimo con su estancia, curaciones y tratamiento postoperatorio, y no sólo eso, le dieron mucho cariño mientras estuvo ahí.



Una persona de ciudad Mante desde que leyó sobre el caso de Aron se sintió especialmente conmovida, muchas personas ayudaron económicamente para su operación, con croquetas, con tiempo, otras fueron a acariciarlo y visitarlo para darle ánimo. Pero ella en especial estuvo al pendiente durante todo su proceso, se mostró deseosa de adoptarlo, pero la distancia física entre las dos ciudades nos impedía trasladarlo. 







Ella se dedica a ayudar a los animales en su cuidad, tiene una hermosa familia humana y perruna, ha enseñado a sus hijos y familia a amar y respetar a los animales, y eso fue lo que nos ayudó a decidir que era la adoptante perfecta para Aron. Más allá de comida, techo y agua, Aron necesitaba con urgencia amor. 

Después de más de dos meses de atención veterinaria, Charo, su adoptante, consiguió la forma de que Aron viajara hasta sus brazos, se pidió apoyo de Transpaís la cadena de autobuses para su traslado y así fue como viajó dos horas para llegar a su nuevo hogar.




Aron pasó de ser un perrito abandonado por personas irresponsables, de ser atropellado por alguien que cree que no importan ciertas vidas, a ser parte de una hermosa familia, a ser amado y tratado con respeto y dignidad, a recibir cada día cariños y atenciones, a convivir con otros perritos y correr por el campo con libertad. Él no sabe que le falta una patita, él no se siente menos capaz o imposibilitado, él es un guerrero que luchó mucho tiempo y ahora puede disfrutar de la vida, del sol y de la paz que le rodea con su nueva familia.











 Agradecemos a todas las personas que estuvieron apoyando a Aron, a los veterinarios que lo atendieron y sobretodo a su nueva familia que tuvo paciencia para esperarlo y que ahora nos cuentan con alegría sobre la felicidad de Aron.

Todos, siempre podemos hacer algo por ayudar, aún cuando parezca poco lo que hagamos, ayudar siempre es un honor.